Viviana Canosa contó un intento de abuso que sufrió a los 20 años: “En un momento preferí que me mate”

La conductora contó una terrible experiencia personal para condenar la violación en manada de Palermo.

La violación grupal de seis hombres a una joven de 20 años, a plena luz del día y en una calle del exclusivo barrio porteño de Palermo, sigue sumando repudio en todo el país. Esto motivó a Viviana Canosa a recordar en su programa de A24 un terrible episodio que sufrió años atrás.

A los 20 años tuve un intento de violación. Fue algo traumático durante mucho tiempo. Esto lo saben obviamente mis padres y quien era mi novio en ese momento”, comenzó relatando.

Luego detalló: “Yo laburaba en un lugar, en la radio, diseñaba…me comía el mundo, canchera, medio punk… laburadora siempre, nunca nada raro. Pero pensás que nunca te va a pasar nada. Y un día volviendo a mi casa, me esperaban mi novio y mis padres para cenar, estaba llegando y un tipo, con una navaja en la boca estómago y otra en el cuello me agarra y me deja absolutamente en blanco”.

En ese momento, la conductora se detuvo y se solidarizó con la víctima del reciente hecho: “Por eso, abrazo fuerte a la familia y a esta chica. Porque a mí por suerte no me pasó”.

Continuó contando: “Yo iba caminando y faltaba media cuadra cuando veo que hay un auto lleno de hijos de p…., de tipos libidinosos, asquerosos, repugnantes, todos en p….Y en ese momento dije: ´antes de que me viole, que me mate´”.

Lo recuerdo como si fuera el día de hoy. Dije ´bueno, le pego una patada en los h…, le va a doler y va a soltar automáticamente las navajas´. Y fue lo que pasó. Yo le iba diciendo que se quede tranquilo, que iba a hacer lo que él me diga. En un momento dije: ´prefiero que me mate´. Entonces, me acuerdo que le pegué, dejé la cartera tirada y me asusté porque él la agarró. Le dije que me la devuelva y él me decía de la manera más guaranga cómo tenía que agarrar la cartera. Me acuerdo que no me la dio, no me la tiró y yo me fui corriendo a mi casa”, explicó.

Es el día de hoy que recuerdo que unos vecinos me contaron que escuchaban a una persona correr, como con pasos gigantes. Yo sentía que los pasos eran eternos, respiraba muy fuerte hasta que golpeé la puerta de mi casa, porque sentía que me perseguían”, cerró el relato.

Acto seguido, finalizó con una profunda reflexión: “No podemos defender a estos pibes. Se supone que si hacés militancia, que si estás con el barrio, en la comunidad, tenés una empatía, una mirada diferente hacia el otro, pero no”.